Alberto Athié, un ex sacerdote, demanda al Papa Francisco congruencia y justicia

Augusto Hugo Peña Delgadillo.

Víctimas de pederastia exigen al Papa Francisco que sea congruente y más justo; le piden que no encubran en la iglesia a los curas degenerados que han abusado de niños y jóvenes. Alberto Athié, ex sacerdote, investigadores y defensores de los derechos humanos solicitan al Papa que remita a esos sacerdotes a las autoridades civiles para que sean juzgados por las leyes del país; además le exigen la destitución del cardenal y arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, ya que él y otros altos jerarcas de la iglesia han encubierto a sacerdotes que han abusado de niños, pruebas las hay y suficientes para que Rivera Carrera sea destituido por el Papa. ¿Lo hará?

Nuestra iglesia, la católica, siempre ha dicho –incluso lo acaba de decir el Papa Francisco- que ha luchado por los pobres y se queja que otros organismos le han quitado esa primacía, la que en verdad no es así, porque la iglesia, mi iglesia, desde que tengo uso de razón y a través de su propia historia, siempre ha estado más cerca del príncipe que de los lacayos y esclavos, a estos últimos les promete el reino de los cielos, mientras los buenos gobiernos muy pocos por cierto-, y algunas organizaciones humanitarias nacionales y extranjeras, las que son relativamente escasas, pugnan por los beneficios terrenales y el bienestar de la gente menos favorecida de la sociedad.

Nuestro gobierno lleva un tanto de culpa en lo relativo a juzgar a los curas pederastas, porque con tal de no confrontarse con la iglesia católica que es ciertamente poderosa, se hace de la vista gorda y deja pasar estos graves delitos. La iglesia católica ya debe dejar en el olvido la tesis de que hay que perdonar, lo que hay que hacer es llevar a la cárcel a los que delinquen como lo hacen tantos sacerdotes católicos; por estas causas es por lo que el catolicismo ha perdido terreno ante otras iglesias más justas con la gente de abajo, incluso iglesias ricas como la de los mormones, la luterana, la judía y otras, que entregan a las autoridades a sus ministros delincuentes, pruebas las tenemos en EEUU, donde han abusado de niños y la justicia no solo los ha encarcelado sino que ha obligado a la iglesia –la católica- a indemnizar con miles de millones de dólares a las víctimas.

No mencioné a las iglesias circunscritas dentro del Islam porque estas organizaciones religiosas siempre han pugnado por la justicia a favor de quienes menos tienen, de ahí que mientras hace 50 años, nuestra iglesia tenía más de mil millones de fieles y el Islam solo 800 millones de seguidores, hoy, al comienzo del siglo XXI, los musulmanes son más de mil 500 millones de fieles y los católicos, los verdaderos observadores de la fe católica, difícilmente llegan a 800 millones en todo el mundo, así que hay que sumar nuestras voces a la petición del ex sacerdote Alberto Athié, de tal suerte que uniendo nuestra voz a sus reclamos sobre la justa destitución del cardenal Rivera Carrera, nuestra iglesia podría reivindicarse y pasar a otra era de mayor justicia terrenal, y que la gloria de los cielos se la dejen a los fanáticos de la fe. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

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